jueves, 15 de octubre de 2009

Intermedio

Entro en la sala y todo está repleto de gente que se examina mutuamente. No estoy en casa, ni en una fiesta, ni aún en el trabajo. Estoy en ese foro de la democracia fallida que llamamos “Congreso”. Y todos se miran entre sí y murmuran y graznan palabras que a nadie importan, porque la semántica y la sintaxis han perdido peso frente al volumen y el chascarrillo fácil. Es mejor descalificar al adversario que tener algo inteligente que decir.
En una sala cercana, un juez condena a un pobre ladrón al que nadie escucha. No tiene el volumen activado.
Aquí, miles de personas exculpan y apoyan a quienes roban y mercadean con nuestras paupérrimas y míseras ilusiones de presente (es que ya no queda tiempo para el futuro, eso es para estos y los que llenan sus bolsillos a golpe de legislación indigente, los ricos, vamos).
No importa si yo robo o mato, señor juez, no, usted no es imparcial, no entiende la ley, la LEY. Lo que interesa y se juzga, señor juez, es que éste que está aquí conmigo, a mi lado, también lo hace. Eso me exculpa, señor juez, comprenda que cualquier otra interpretación de la ley es incongruente e inconsecuente. Es lógica pura.
Hoy no importa. No existe. Ha pasado de moda. Más corrupción cabe, más honestidad es imposible; pero el hueco debe ser rellenado como pavo de Navidad, no importa si es huevo o leche lo que metamos dentro siempre y cuando las gallinas y las vacas sean maltratadas para poder hacerlo: los animales maltratados y explotados saben mejor, saben a victoria y a sumisión, a dinero fresco.
Quiero volver a la granja. A la era de la incomunicación franca y sincera. A mancharme las manos (mal que me disguste) con lo que como y hago. A mirar las estrellas del cielo y saber que no soy una más. Quiero ser cobarde para ser libre, pero me faltan valor y sabiduría para hacerlo.

El principio: Tasmetu, diosa mesopotámica Creadora de la Escritura.

El principio: Tasmetu, diosa mesopotámica Creadora de la Escritura.
Pretencioso.


Síntomas adversos que se superponen uno a uno. La última voz que se escucha en el silencio. Paradojas. Versos. Complejos humanos que se esconden detrás de las piedras filosófales de los ínclitos abstemios de la alegría. Y una vuelta más al astro que nos da la vida y nos la exprime.
Si desdibujo mi imagen pero no la borro, sigo siendo quien soy, sigue mi esencia, mi YO, Superego y Alterego, conviviendo entre neuronas. Si perfilo mis emociones y doy contraste a mis pensamientos, la lógica me demanda una implicación más austera de mi persona como individuo que coexiste con su tiempo. Y entre tanto, las horas que me llegan pasan. Una a una. Dos a dos. Una a dos. Tres.
Se forma escarcha en el karma y se reblandecen las células grises mirando la pantalla: comunicación y des-comunicación, aislamiento y agorafobia, recursos inválidos en el filtro de la soledad que nos suprime del mapa. Google Earth. Google Maps. Vodafone&Go. Noki Maps. Tom Tom. La senda del bien que lleva a Coyote por la colina del mal y atrapa y corrompe y mutila y fustiga y arrasa y perpetra y desgaja y acecha y... ¿Y?
No. No me quejo. Sólo divago porque es lo que tengo. En la cárcel decía un preso: no podréis encerrar mi mente. La cárcel, cada vez más grande y pequeña, más obvia y hermética, cada vez más lúgubre y hermosa. Mi cárcel. Esta cárcel de todos y de nadie. Yo no soy libre. Lo proclamo y lo ahuyento: sobrellevo con paciencia lo que los dioses me otorgan.

Studium discendi.

Tengo derecho a escribir así porque me sale. Si algunos escriben y describen realidades sonoras y evidentes de forma “pasiva-refleja”, por qué no voy yo a escribir/describir mis realidades a mi modo. Y si mi modo es éste, es mío, y no lo cambio, por qué voy a cuestionarlo. ¿Que no se entiende? Seguro que alguno lo pilla.

A fin de cuentas, ¿quién soy yo para cuestionarme?

Inauguración

Bueno, me rindo, he caído. Como ya soy perdedora oficial en la carrera de mi vida, me da igual admitirlo, así, a puertas abiertas, o más bien a letra desnuda. Así que aquí estoy sentada delante del PC (ahora todo se expresa con siglas, especialmente, si las siglas tienen un significado en inglés que conozcan pocos. A estos pocos, de ahora en adelante los llamaremos "pseudointelectuales" o también "pseudointelectuales de mierda", dependiendo del subgrupo al que pertenezcan. No obstante, en futuras crónicas trataremos a esta especie y sus subgrupos, categorías, hábitos, habitat, lenguaje, etc. Creo que ya me he perdido en el parénteisis... ya salgo) ¿Por dónde iba? ¡Ah sí! Decía que finalmente he sucumbido al abismo sin sentido del blog: ese algo que nos impulsa a escribir lo que queremos transmitir con la inusual esperanza de que esto inefable que llevamos dentro sea leído con mayor o menor interés por algunos; podría aquí ya ponerme pedante y hablar de Lacan o de Faucault, pero todavía no voy a soltar la artillería ¿no? Ya me pondré pedante otro día. Lo muy cierto es que encabezando este pseudointelectualismo bloggero de pro, estoy aquí, con sus pertinenetes paradojas y absentismos, pero aquí.
Bueno, pues esta es mi presentación ¿que no he dicho nada de mí? Pero si ya está todo dicho...