viernes, 24 de diciembre de 2010

Cuando el cielo

Cuando el cielo te busque, en su cumbre
construiré un palacio de nubes infinitas
que cubran tu cuerpo de hermosas palabras

y no te encontrará el abismo del silencio
ni las sombras de una madrugada que no tiene
sol ni noche ni día, ni alborada

y llegaré a las puertas donde aquel caballo de alado
me tornará en sonrisa de mares
turbulentas aguas, y vidas ajenas que esperan
en ansias, para poder recibir la esperanza y la gloria
de tu serena mirada, un instante que eternice el presente
y allane el mañana

subiré al parnaso en su lomo
andaré las prístinas aguas y cerbero me abrirá el paso
por donde no pase la barca
a buscarte entre miles de ruegos
a sentirte donde yacen las parcas

Yo sabré encontrarte
donde no llegan plegarias
donde lo incierto te cubra con negras capas doradas
y tomaré entre las mías tus manos
para poder besarlas, y decirte a gritos que estoy aquí
ante tí, sin armas
esperando el instante en que el cielo me dé lo que tu dios
me quitaba
un noche cualquiera, como cualquier otra madrugada

Te llamaré por tu nombre, tú, que respondes a uno
que miles repiten en cada palabra
tú, mi única, mi vida, mi alma, la que todo me diste
sin esperar nada
tú... iré a ti, sí...
mi dulce madre, y robaré tu alma...

De mirar en tus ojos

De mirar en tus ojos aprendí
que el alma no asoma a la pupila,
la inventa cada vez que una lágrima
la acaricia y la abrasa

De mirar en tus ojos aprendí
que no hay olvido peor que la indiferencia
de saberme perdida en ellos sin que tú me mires
sin la complicidad del alba

De mirar en tus ojos aprendí
que se puede morir un instante y renacer
en tu pecho, navegar por tu cuerpo
y ser la orilla de tu pensamiento

De mirar en tus ojos aprendí
que hay fantasmas oscuros y demonios
sin alas que habitan la profundidad
de la mente que abarcan

Y aprendí a vivirte en cada gesto diminuto,
cada furtivo suspiro de tu ser que se escapa
por esa rendija del alma, que es
tu mirada...