martes, 23 de agosto de 2011

Todo fluye... panta rei... y una era comienza donde algo muere

Estas palabras de hoy, día en el que retomo en el blog son para todas aquellas personas que quedaron, quedan y quedarán atrás en mi vida. Algunos quedan en mi recuerdo, otros a duras penas conforman una suerte de imagen borrosa en una fotografía que a penas si puedo seguir dibujando en mi memoria. Pero esas fatasmagóricas imágenes que se desevanecen no pertenecen sólo al pasado, sino que habitan también el presente: los miras, están ahí, te hablan y sonríen, pero ves como sus siluetas se diluyen lentamente, como si la paleta del Photoshop desdibujara con suavidad los contornos que una vez perfilaban una promesa de eternidad.
Y lo sabes, crece ese abismo perpetuo que acecha a toda relación: la única constante es el cambio y está ahí mismo, a la vuelta de una sonrisa ingenua. Acaba, deja de estar ahí... Es además un proceso lento y paulatino que cuando importa, desgarra tu alma porque lo sientes salir de tu vida. Una llamada a la semana y no podemos vernos porque... Y la distancia con su eficaz manto cubre tus expectativas y se transforma en el inquilino perfecto de la obviedad: se acaba.
Nada es para siempre. Los que quedáis atrás, porque la vida os lleva a otro camino, porque ls distancia no es física sino emocional o simplemente porque sí, porque así lo decidís, sabéis que al mirar atrás quizá me recodaréis como yo os recuerdo, a unos con una sonrisa, a otros con total indiferencia.
Que os vaya bien a todos mis fantasmas, pasados, presentes y futuros... Ser etéreo tiene su precio.

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