viernes, 30 de octubre de 2009

Show must go on

Ya lo dijo aquél filósofo con mucho acierto: el tigre no se destigra, pero el humano sí se deshumaniza. Sentada en esta mesa donde cumplo mi condena, soy actriz en un teatro cuya idiosincrasia poco atractiva no revelaría grandes hazañas “sofoclianas”, soy el eslabón que da sentido y pegamento a esta pantomima cotidiana a la que llamamos sociedad, relaciones humanas, trabajo, o simplemente, vida. No en vano, de todas las virtudes de la tragedia griega, la muerte es la única que aún no se cumple en este desmesurado engaño: bueno, me retracto, sí se cumple... hay tantas muertes que contabilizar aquí que fácilmente (¿¡!?) pasan por alto a simple vista. Porque aquí mueren las más nobles e insignes virtudes humanas: la empatía (qué gran olvidada), el amor, la camaradería, la amistad, la lealtad, la sinceridad, la tolerancia, la comprensión, la confianza... y todo aquello, en fin, que en el hombre es considerado bueno y loable; por todo ello, ser actriz en mi escenario no puede ser cuantificado en dinero, gabelas, elogios, reconocimientos, ni mucho menos, inefable, en palabras.
Aquí donde reinan las palabras no dichas y las desconfianzas, militan las más altas esferas del ostracismo y la intolerancia: la intransigencia, la ceguera y sobre todo, la falta total y absoluta de sensibilidad, de empatía y de conocimiento alguno del Otro. Ese gran desconocido que en realidad nos habita.
¿Qué pasaría si hoy, X, dejara de ser X? ¿Y si de repente X se convirtiese en quien realmente es (sería terrorífico pensar que X, siguiese siendo X aún después de mostrarse)? ¿Si saliera de ese armario de analfabetismo e insolidaridad? Ellos viven su pantomima más que ajenos confiados en todo lo que no es, viven esa realidad siendo intrusos de sus propios miedos y temores y en su desatino y ceguera, te creen y catalogan de igual cuando ni tan si quiera podrían definir su “igual”.
Por otro lado, ¿me definen mis ideales, mis creencias, la persona de la que me enamoro o con quién o quienes me acuesto? ¿o más bien me define mi personalidad, mi carácter y mi forma de hacer las cosas? A lo mejor, soy un conglomerado de ambas cosas, el subproducto de una sociedad alienada en miles de “Medardos” buscando una felicidad enlatada para llevar.
A lo mejor hoy me canso de ser actriz, ¿qué es lo peor que puede pasar?

1 comentarios:

monphoesrah dijo...

Que se abra una grieta.
Y una grieta abierta inesperadamente en el lugar equivocado puede dar lugar a un cataclismo en el universo.
No, lo siento, querida Tasmetu, pero no está permitida la entrada a personas aquí, sólo personajes pueden pasar. Y piensa que tú no estás sola en el escenario, otros actores te acompañan, porque ellos también representan sus papeles. ¿O acaso tú puedes decir que los conoces? Todos sois desconocidos. Nadie conoce a nadie. Todos juegan un rol en ese lugar, y el tuyo, es callar, ocultarte, y volverte a callar.
Psss, silencio, se rueda.
(Por cierto, me sorprende que aún te acuerdes de "Medardo")

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